martes, 30 de noviembre de 2010

Sola,
desesperada
bajo la tenue
luz de esta lámpara
Una triste catarata
ciega mis cansados ojos
Gordas gotas de lluvia
acompañan su dolor.

Mis brazos ahora gritan,
expresan lo que yo no.
Poco a poco empeoran
las cicatrices que el
sufrimiento dejó.

El descontrol
toma el mando
apoderándose de mi
odiado ser,
y el olvidado raciocinio
busca ahogarse
en un vaso de
doloroso placer.

La adicción
entra en juego
y se divierta manejándome.
Frenado el
impulso,
tiemblo y
pienso:
ayúdenme....


Anonimo

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